lunes, 4 de mayo de 2009

El ferrocarril en la Guerra Civil


El Ferrocarril español durante la Guerra Civil

Cuando se levantaron los militares, España quedó dividida en dos zonas, al igual que sus líneas férreas y compañías. La Compañía del Norte contaba con 3,814 kilómetros, de los cuales 1,772 se ubicaban en la zona franquista, que equivalían al 45 % del total, mientras que la Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante contaba con 3,556 kilómetros, todos en terreno de la República.

La guerra complicó tanto el funcionamiento de los ferrocarriles, que obligó al gobierno a incautar las empresas a partir del 10 de agosto de 1936, y encargar su manejo al Comité de Explotación de los Ferrocarriles. A partir de entonces el servicio de trenes fue militarizado para atender fundamentalmente el transporte de tropas, municiones y toda clase de elementos de guerra, aunque no pudieron dejarse de lado ni los servicios comerciales ni el transporte de viajeros.


Durante la contienda ambos bandos destruyeron todos aquellos elementos que favorecían el tráfico ferroviario contrario, pero cabe destacar que para las dos facciones los trabajadores ferroviarios eran valiosos combatientes y su participación fundamental.


Las expediciones de los niños que viajarían a México implicaron la formación de dos grupos, uno en Madrid y otro en Barcelona. El primero concentró a los niños procedentes del sur y centro de la península, y se dirigiría hasta Valencia. El otro uniría a todos los niños procedentes de Cataluña, además de los que se hallaban en colonias desde el inicio de la guerra y que procedían de Asturias y el País Vasco.


El grupo de Madrid partió de la estación de Atocha y siguió la línea que corría por Alcázar de San Juan, Albacete y Almansa hasta Valencia. Ahí se les unieron los niños que venían del Levante español y continuaron el viaje en un solo convoy en dirección a Barcelona.


En Barcelona se unen los dos grandes grupos y parten de la estación de Barcelona-Término hasta la estación fronteriza con Francia de Port-Bou, donde tuvieron que cambiar de tren debido a las diferencias en el ancho de vía. Ya a bordo de un tren francés partieron con destino a Burdeos donde tomaron el barco Mexique, que los trasladaría en un viaje sin retorno hasta México.



Llegada a México: de nuevo al ferrocarril



En 1930 la crisis en el funcionamiento de los ferrocarriles mexicanos era ya insuperable, lo cual obligó al gobierno a intervenir la empresa Ferrocarriles Nacionales de México, que había llegando al punto de recibir una subvención del Estado equivalente al 90 %. El 23 de junio de 1837 el presidente Lázaro Cárdenas decide nacionalizar la empresa, que un año después, en 1938, sería dirigida por la Administración Obrera de los Ferrocarriles Nacionales de México, corporación pública descentralizada y con personalidad jurídica, ajena al sindicato ferrocarrilero.

Los años de la administración obrera fueron difíciles debido a la falta de liquidez, las enormes inversiones que se realizaron con el fin de mejorar la red ferroviaria y a la devaluación de la moneda mexicana. Para 1940, la Cámara de Diputados decide disolver la empresa.

Esta situación ferroviaria coincide con la llegada a México de los niños españoles, que abordaron el tren en Veracruz y recorrieron la línea del Ferrocarril Mexicano, que incluyó paradas en las principales estaciones de la línea, como son: Orizaba y Córdoba, en Veracruz; Esperanza, en Puebla; Apizaco, en Tlaxcala, para llegar finalmente a la ciudad de México, a la estación de Buenavista.

Dos días permanecieron en la ciudad de México, para continuar después su recorrido en tren con destino a la ciudad de Morelia. Para tal fin fueron llevados a la estación Colonia del antiguo Ferrocarril Nacional Mexicano. La ruta hacia Morelia incluyó paradas en las estaciones de Toluca, en el Estado de México, Maravatío, en el estado de Michoacán y Acámbaro, en el estado de Guanajuato, entre otras, para llegar a la ciudad de Morelia, que sería su destino final.

Los trenes para estos niños tuvieron siempre un significado especial: eran el medio para alcanzar la libertad, para mantenerse con vida, para alcanzar nuevos y mejores destinos.



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